Hace 204 años, 29 diputados se reunieron en San Miguel de Tucumán
para concluir el proceso emancipador comenzado en mayo de 1810.
En 1816, convergieron dos hechos fundamentales para la historia
nacional: la declaración de la Independencia y la organización final del plan
continental del general José de San Martín, que sería el garante de esa
independencia y la llevaría más allá de las Provincias Unidas.
El contexto internacional en el que esto ocurría era complejo: España se había
liberado de los franceses y el rey Fernando VII había vuelto al trono y se
predisponía a recuperar los territorios americanos que estaban en manos de los
revolucionarios. El ejército realista había comenzado a avanzar por toda la
región derrotando a una parte de los movimientos independentistas americanos.
Ante esa situación, las Provincias Unidas se juntaron para decidir
qué hacer frente al peligro realista. El Congreso General Constituyente de las
Provincias Unidas en Sudamérica se reunió en San Miguel de Tucumán para limar
asperezas entre Buenos Aires y las provincias, pues sus relaciones estaban
deterioradas.
Cada provincia eligió un diputado cada 15.000 habitantes. Las
sesiones del Congreso se iniciaron el 24 de marzo de 1816 con la presencia de
33 diputados de los 34 elegidos.
Finalmente, y después de arduas discusiones, el 9 de julio de 1816
los representantes firmaron la declaración de la Independencia de las
Provincias Unidas en Sudamérica y la afirmación de la voluntad de “investirse
del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus
sucesores y metrópoli” y “de toda otra dominación extranjera”.
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